Hasta nunca

lágrimas de rabia despedazan mis mejillas quemadas por este sol de invierno que se ha vuelto tan frío de repente, así como se heló tu mirada.
desgarrada te devuelvo la esperanza que un día me ofreciste con estos zarzillos nuevos, que hoy se desgastan sigilosos. 
El paso del tiempo no supuso un obstáculo para nuestros besos ni para volar alto en ensoñaciones de un mañana juntos, pero hoy tu mano se desliza lejos y no puedo sino aceptar la derrota y marchar. 
Sin fuerzas arrastro los pies hasta tu último encuentro; dolido el orgullo, quebrada la garganta, hundidos los párpados de la noche en vela imaginándote.
No quisiera despedirte aún, un susurro sopla tenue en mi corazón, mas ya comprendo que luchar en vano tan solo clavará mis pasos en lo más profundo y subir de nuevo se me antoja inhumano.
No me resta que agradecer tus abrazos y el calor de las noches compartidas, seguir sonriendo sin pensar en tu sonrisa y brillar mis ojos hacia otros senderos que ahora se me antojan oscuros y sin vida. 
Hasta nunca, nunca amigo.

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