Luna tenue y naranja
He salido a pasear para ahogar este calor de agosto en la ciudad y la luna me ha sorprendido tenue y naranja. Sin quererlo, mi mente se ha transportado a aquélla noche sin luna que pasamos en vela y me he preguntado qué estarás haciendo, si estarás viendo la misma estampa que yo.
Entre la muchedumbre he sonreído con los ojos cerrados y en el pecho he sentido esa sensación de plenitud que me llenó durante todo el vuelo de regreso a casa, después de aquéllos días de isla. He vuelto a constatar que esa noche en vela fue lo mejor del verano y que me enamoré de ti un poquito. No me pesa reconocerlo, todo lo contrario. Fuiste como una de esas lágrimas de San Lorenzo que dejaban halo en el cielo y caían lento pero fugazmente.
Si me concentro, aún soy capaz de sumergirme en tus ojos de mar abierto, con ese tinte de misterio que esconden los arrecifes de corales o las praderas de posidonia en sus entrañas.
Nuestra conversación bajo el imponente espectáculo astral (que no austral) fue como la conversación de dos pececillos que se encuentran en una rama submarina y se deleitan con sus colores durante unos segundos y luego se miran y se van. Así guardo tu recuerdo, como un suspiro, como un trocito de tiempo suspendido que no se puede atrapar pero que nos llenó el alma de la curiosidad por lo desconocido. Mis relatos de la India, los rituales funerarios mayas; las creencias de tu familia, tus proyectos de vida.
La necesidad de comprender esa belleza tan aplastante de la noche sin luna nos mantuvo en vilo y unidos por unas horas. Localizar las constelaciones, memorizar la posición de Capri, esperar que salga Géminis. Aprender sin ayuda de las tecnologías de qué planeta se trata ese astro que tanto brilla. La hazaña de aguantar despiertos hasta la salida del sol y verlo aparecer desde el mismo sitio que se fue.
Ese instante congelado que tanto nos costó sostener y que se esfumó apenas vimos salir el primer rayo entre las ramas, me despertó la misma tensión que yacer con tu cara tan cerca de la mía que casi pude rozarla. No hubo mayores intenciones por ninguna de las partes y los dos entendimos que aquella fue la cúspide de nuestro encuentro, nadie dijo nada y los dos lo supimos.
Qué lindos los azares de la vida que juntan almas y las hacen vibrar en la misma sintonía por un ratito. Qué linda estaba hoy la luna, que de tan linda me ha envuelto de la misma sensación que tu me diste aquélla noche de verano.
Se m'apareix en somnis
ResponderEliminarS'infiltra a les meves nits
Però no em fa por
No em vol cap mal
Només em diu coses boniques
Em recorda aquella nit parlant
I em diu: Que bonic serà Mèxic!
I les taules i les companyies!
Em recorda la nit de les estrelles
Em diu que no eren tantes les que veiem
Que totes elles eren una de sola
Una de sola molt més enllà
Rere un teixit negre per on es filtren els puntets de llum.
Em diu que dormi tranquil
Que la mar es com una bassa
I que acariciar-nos ens acariciarem sempre
I que besar-nos ens besarem sempre
I que les figues, l'oli i les pedres són la nostra pell
Que no li devem res a ningú
Ni ningú ens deu res
Se m'apareix en la nit i em fa tremolar
Però no de por
Sinó de goig.
Em demano si ens estarem pensant alhora,
Eliminaren aquest precís moment,
com probablement hem fet vàries vegades
durant aquest estiu sense paraules.
Ens sento aprop i tan lluny a la vegada que les hores sem desfan pesades dins del pit.
Sostenc un sospir que se m'ha encaixonat a la boca de l'estòmac i que no marxa.
Aquest cop no et diré que em llegeixis,
així com tu no em vas dir que m'havies escrit.
Aquest cop no t'escriuré des de l'impuls,
sino des de la necessitat de buidar aquest desig que m'omple.
Sembla que els peixets dins l'oceà s'han vestit de gala
I han tornat a jugar-se entre mirades,
i ja sembla que fa una mica més de por i també de goig
i ja sembla quasi inevitable...