Niño de colores

Pececito de colores, tu que (a)brazas las olas y te (estre)meces bajo el cielo de cristal. 
A nueve metros, a cincuenta expiraciones, a un pestañeo tras otro. Brilla la oscuridad ante tu belleza. 
Tus cabellos se dibujan uno a uno entre las aguas, se diluyen, flotan, sinuosos como tus ojos, tajantes, esquivos, apuntan, disparan, congelando. 
Puedo oler la sal en tu espalda, el vello erizado, los labios. Irremediablemente tus labios lo colapsan todo, tu frío.
Sigues ahí, expectante. Nada parece surgir pero todo se está ya dando. Un sobresalto, un ligero movimiento entre las rocas, la vida.
Justo termina de empezar y ya lo has visto todo. La gracia está en seguir mirando.
Vas a volar tan alto como profundas son las valles del océano...
Pececito de colores, tu alma retumba en cada aleteo con tanto vigor que nacen las olas y las islas se forman delante de tu atónita mirada de niÑo en una maÑana de otoÑo.

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