Una cerve tal cual

Pues nada aquí, de vuelta en mi rincón, en mi balcón, con mi cigarro y mi cerve. Como si nada hubiera pasado pero con una mochila de emociones que me desbordan... he andado tanto camino que ni siquiera puedo recordarlo, los flashes cruzan mi cabeza en momentos aleatorios y me transportan, y de nuevo aquí. La vida es un pim pam, un gran meme, un pestañeo y te vas. La policía patrulla el rastro de un carterista, uno que pasea al perro nunca falta en Barcelona, el trajín de las maletas, el Mundial a petar y yo de mero espectador con mi mochila. Creo que me resigno a ver la vida pasar desde este pedestal, que al final es mi lugar y la permanencia se empecina en volverme a traer, así que lo asumo con madurez y aquí me quedo, leyendo a Montalbán. Me da risa pensar en mis ires y venires, en las almas que se funden con mi ser, en las que dejo entrar y las que no. Al final se trata de eso, de vivir y aceptar el porvenir. Me río en mi oscura soledad y acepto que quien siempre va a estar aquí conmigo soy yo misma. Qué bueno tenerme para siempre, me da tranquilidad. Qué bueno vomitar las palabras sin pensar, vaciarme para volver a empezar. Gracias vida por dejarme apreciar mi suerte y darme siempre la oportunidad de crecer y superarme. Cada vez más consciente, fiel a mi locura pero firme en evolucionar. Aburrimiento es una palabra que detesto pues ni siquiera comprendo su significado. ¿Cómo me voy a aburrir con todo lo que sucede en este torbellino que cada vez va a más velocidad? Comisura es una palabra que amo y me recreo en el misterio que esconde detrás de cada persona a la que pudiera besar. Creo que nunca había plasmado este parecer. ¡Qué linda es una sonrisa! Y el poder del amor, y la paz de un abrazo, y la caricia que este momento regala a mi interior.

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